Por Diana Grisales
Docente del programa de Trabajo Social
Fundación Universitaria del Área Andina
Colombia es uno de los países con los mayores índices de desigualdad en Latinoamérica según el informe “Hacia la construcción de una sociedad equitativa en Colombia” presentado por el Banco Mundial, en el que además se señala que le tomaría al menos tres décadas y media alcanzar el nivel promedio de desigualdad de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE (2021).
La desigualdad, es un fenómeno agudizado por frecuentes violaciones a los derechos humanos y un Estado en constante crisis de legitimidad, que no cuenta con la capacidad de atender las problemáticas que se derivan de la inequidad y la falta de protección de los derechos sociales y civiles de la población. Dicho escenario ha impulsado la generación de diversas organizaciones, movimientos y colectivos, que, en el ámbito laboral, comunitario, político, entre otros, resignifican las prácticas sociales, organizativas y culturales de la población para que, a través de esfuerzos colectivos, se asuman iniciativas de transformación y cambio en los territorios.
Con esta perspectiva, el Trabajador Social entiende el relacionamiento con el territorio y la vida de una manera más integral, pasando de un paradigma centrada en los seres humanos a una mirada donde se respeta y se valoran todas las formas de vida, Es allí, donde el rol del Trabajador Social se hace fundamental para la sociedad y se articula a las dinámicas de las organizaciones comunitarias, la empresa privada, las instituciones públicas, que operen en función del desarrollo social, a través de la gestión y ejecución de programas que conduzcan a la superación de las desigualdades, generen reconciliación y potencialicen las capacidades comunitarias, sociales y asociativas en un marco de cultura de paz, equidad y justicia.
Por lo tanto, para abordar la realidad social el profesional en Trabajo Social investiga, indaga distintos fenómenos y genera acciones que contribuyen a cambios estructurales, desde procesos educativos, de gestión y de construcción de proyectos sociales, allí existe un rol clave para el desempeño profesional, puesto que, es a través de estos, que se generan acciones concretas que aportan al cambio social, desde la articulación con organismos nacionales hasta entidades internacionales.
En este sentido, los proyectos sociales son el mecanismo por medio del cual el profesional en Trabajo social impulsa cambios para transformación social que aportan un mejor futuro y promueven la calidad de vida de las comunidades, incluso en tiempos de incertidumbre. Partiendo de comprender que las incertidumbres, permiten movilizarnos, generan iniciativas, procesos y cambios, por lo que, desde allí, éstas se vuelven favorables. Se hace imperativo entonces que los futuros profesionales en Trabajo Social, reconozcan que, al haber elegido esta carrera, aportan desde su postura ética y política a la construcción social de un país que ha sufrido, que ha estado en escenarios de guerra, de violencia y conflicto y que hoy, necesita de más acciones y compromisos con perspectivas que aporten a la dignidad, a la vida y el fortalecimiento del tejido social.